Nada como viajar para enriquecer la mente y el cuerpo. Ya sea al otro extremo del mundo, como en un lugar más cercano.
No sabría decidir cual de los viajes que he hecho me ha gustado más, pues yo con una mochila y en buena compañia soy la persona más feliz del mundo.
Hacer el camino de Santiago fue una experiencia maravillosa, partiendo en tren desde Barcelona, dejando atrás el estrés y la rutina. Es un viaje al interior de ti mismo, descubrir que la vida son momentos y hay que vivirlos de la mejor manera posible.
Yo recomiendo hacerlo solo o en compañia de alguien que entienda el significado de vivir el momento, sin ninguna prisa, pasando por la vida impregnandote de todo lo que nos rodea.